No nos disculpamos para que nos perdonen, lo hacemos para reconocer, para sanar, para reparar desde el corazón. El perdón no se exige ni se gana: se ofrece, se entrega, se recibe como un regalo, cuando el alma que escucha también decide sanar. Que nunca perdamos la capacidad de pedir perdón con honestidad… ni la de ofrecerlo desde la comprensión
No nos disculpamos para que nos perdonen, lo hacemos para reconocer, para sanar, para reparar desde el corazón. El perdón no se exige ni se gana: se ofrece, se entrega, se recibe como un regalo, cuando el alma que escucha también decide sanar. Que nunca perdamos la capacidad de pedir perdón con honestidad… ni la de ofrecerlo desde la comprensión